miércoles, 19 de noviembre de 2014

Freddy Alborta, el hombre que fotografió al Che muerto en Vallegrande

El fotógrafo boliviano Freddy Alborta tomó las imágenes más conocidas del guerrillero muerto Ernesto Che Guevara. En varias de ellas el Che aparece con los ojos abiertos, como si aun no hubiera muerto.

The Bolivian photographer Freddy Alborta took the images of dead Ernesto Che Guevara. In several of them the Che appears with the open eyes, as if not yet he had died.

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Arribó en un viejo avión DC-3 de la Fuerza Aérea Boliviana a La Higuera, para fotografiar al guerrillero más famoso del mundo. Recibió tan sólo cinco dólares por la fotografía que lo hizo famoso. Es el retrato del Che, sin vida, con los ojos abiertos, cual Cristo de Rembrandt. “He visto muchos cadáveres, pero ninguno como ese”, recuerda Freddy Alborta.

La imagen del Che, ya sin vida, dio la vuelta al mundo, en octubre de 1967, cuando el fotógrafo boliviano Freddy Alborta retornó de La Higuera con más de un centenar de negativos que luego reveló en menos de diez minutos.
Claro que uno fue el elegido que hizo historia, no sólo cuando se hizo conocer la noticia del deceso, sino cuando esa famosa fotografía se la comparó con la Lección de Anatomía de Rembrandt, ahora expuesta en el Louvre.
Hay quienes dicen que las imágenes del Cristo de Rembrandt y la fotografía del Che, sacada por Alborta, guardan estrecha relación en cuanto a postura, caída de brazos y pies. Sin embargo, otros sostienen que la foto disparada por Alborta es idéntica al Cristo de Mantegna, pintada en Italia el 1500.

Pero, más allá de las coincidencias, lo cierto es que en octubre de 1967 el Che dejó de ser una leyenda: “En esa especie de lavandería, que sirvió de morgue, el cuerpo inerte y reposado del Che era totalmente visible y palpable hasta el punto de impresionar a más de veinte fotógrafos y periodistas que, en ese momento, daban crédito a la caída del mito”, dice Alborta.
Comenta que los militares no otorgaban mayores contemplaciones ni detenimientos y que había que aprovechar el tiempo para registrar lo máximo posible.

Sin embargo, a pesar de la prisa y desasosiego de esas hora, manifiesta: “He visto muchos cadáveres en mi vida profesional, pero nunca como ese (se refiere al Che), recordando que el cuerpo parecía vivo, a pesar de las veinticuatro horas de yacer sin vida”.
“Los ojos abiertos, transparentes y brillantes, y la boca digna de un rictus palpitante, lo hacían diferente”, recuerda el fotógrafo.
Añade que el cadáver parecía lavado, muy blanco, a diferencia de los otros cuerpos guerrilleros que yacían tirados en el piso, sucios y totalmente abandonados.

¿Qué comentaban los militares presentes y la gente del lugar?
“Ellos sólo querían demostrarnos que se trataba del Che; por ello insistían en comparar el cadáver presente con pasadas imágenes del guerrillero, publicadas en la revista cubana “Bohemia”, enfatiza Alborta.

CINCO DÓLARES.
Este fotógrafo de sesenta y seis años (a 1995) inició su carrera en 1957, acompañando al doctor Huáscar Cajías en los Inicios de PRESENCIA (periódico de La Paz), cuando era semanario; sin haber militado en su carrera profesional en ningún partido político del país, afirma que el suceso más importante de su tarea periodística fue sacar la foto del Che, ya que lo hizo famoso en todo el mundo.
“Siempre vienen extranjeros a entrevistarme; casualmente, hace unos días hice declaraciones para la televisión alemana. A todos ellos les recuerdo que en las fotos del Che utilicé película de cine; antes venían en tambores grandes, que yo numeraba a pulso”.

Explica esto a propósito de que muchas agencias periodísticas del mundo no han respetado sus negativos originales. Es más, Alborta revela algo que nunca comentó: “iniciaré juicio a esas empresas extranjeras que están ganando mucho dinero con mi fotografía. Por ejemplo, United Press (UP) vendió su archivo fotográfico a Reuter y esta agencia, a su vez, a la neoyorkina Betman que actualmente está comerciando disquettes a la Internet con las imágenes que tomé al Che, acusa.
En este sentido, menciona a la empresa “Contact” que, si bien contó con su aprobación y la consiguiente paga para publicar sus fotos del Che, lo volvió a hacer, esta vez sin su consentimiento.

¡Quién diría! Ese fotógrafo que arribó en un viejo avión DC-3 de la Fuerza Aérea a La Higuera, para fotografiar al guerrillero más famoso del mundo, recibió tan sólo cinco dólares americanos por la fotografía que lo hizo famoso.

UN LIBRO CON LAS MEJORES.
“En esa época era muy joven y sólo me interesaba que mi trabajo se conociese en el exterior. Me la compraron los corresponsales de Asociated Press y los de la United Press Internacional, acota con cierto dejo de ironía.
Entre tantos registros que hizo sobre disturbios callejeros, Alborta siempre corrió entre balas que alguna vez rozaron su cabeza. “Aquí tengo una foto que casi me cuesta la vida”, dice señalando la imagen de la toma de la Universidad Mayor de San Andrés, ocupada por un grupo de maleantes miraflorinos denominados ”marqueses”.

Ahora que ha pasado el tiempo, uno de sus proyectos es publicar un libro con las fotografías que él considera más importantes: Broz Tito, De Gaulle, J. F. Kennedy, Frondizi y otros.
“He admirado al Che y lo sigo haciendo porque fue un hombre que murió por un ideal e incluso por lealtad, ya que sabiendo que estaba emboscado, en vez de huir se quedó en el lugar para buscar a su amigo cubano extraviado. Muchos dicen que Castro lo alentó a venir a Bolivia y que luego lo dejó solo”, concluye.

Autora: Carolina Virreira C.: “Entrevista con Freddy Alborta, el hombre que retrató al Che”.
Fuente: Periódico “Presencia”. La Paz, 9 de diciembre de 1995.

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